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Somos lo que somos, porque otros fueron lo que fueron

CLIENTE:

Propio

AÑO:

2020

Tras un largo periodo de tiempo enfocada en la Memoria Histórica a través de los proyectos realizados a terceros, y en colaboración con diversas instituciones públicas, comienzo una nueva etapa donde poder desarrollar un trabajo mucho más personal.

Experiencias propias en relación con las teorías del transgeneracional, la epigenética o el inconsciente colectivo de Jung, inspiran este nuevo proyecto artístico multidisciplinar, que continúa con la misma intención, la de abordar la influencia del “pasado” y el conocimiento del mismo en nuestras vidas, pero en esta ocasión con una mirada hacia el/la individu@.

Arte para transmitir la importancia del conocimiento de nuestro legado y el de l@s que nos acontecieron en nuestro presente. Obras inspiradas en experiencias personales que han marcado mi existencia, y que son llevadas a cabo como cuasi acto psicomágico para la liberación de las mismas.

Proyecto que se compone de diferentes series que continúo desarrollando en mi práctica artística actual.

Shöka; De cuerda en euskera, esas que no vemos y nos unen a nuestr@s ancestr@s.

Según la teoría del transgeneracional, el hombre existe como individuo y como miembro de una cadena generacional que cumple sin su voluntad consciente los objetivos del grupo y la especie. Existiendo el impulso por transmitir y una necesidad inconsciente vinculada a la necesidad de conservación y de continuidad de la vida psíquica. Esta necesidad imperativa de sostenimiento, constituye el inconsciente hereditario y su objetivo es la transmisión de la genética y la cultura a los sucesores.

La transmisión transgeneracional estudia cómo el mundo representacional de individuos de una generación puede influir en el mundo representacional de individuos de generaciones venideras.

Estudiando en ella cómo se repiten de una generación a otra las esencias de la vida psíquica de los antepasados, los modelos de vínculos, los patrones relacionales, las patologías parentales y la formación de otras patologías que a veces sólo podrán comprenderse con la reconstrucción de fragmentos de la historia del pasado del paciente a través de la transferencia. Estas transmisiones afectan a dos, tres e incluso más generaciones.

Arte Textil. Tapices y esculturas realizados en cuerda de yute, algodón y tubo plástico. Tejidos de manera instintiva, no existe un patrón. Es sólo el contacto con la cuerda la que impone el orden del tramado o tejido, realizando este trabajo cómo si de una pintura abstracta se tratasen.

Cuerdas entrelazadas y nudos que hablan de esas ataduras inconscientes que marcan las experiencias que vivimos influyendo en nuestro destino, marcando nuestro camino. Ataduras invisibles que no nos permiten ser verdaderamente libres para vivir la vida deseada.

Lürra: De tierra en euskera. De la tierra en la que nacemos y a la que permaneceremos inconscientemente unid@s. A ella, y a su memoria colectiva y social.

Carl Jung, artífice de la psicología analítica, no observaba el inconsciente como una manifestación personal del propio individuo, si no que, en su práctica y experiencia clínica, llegaría a la conclusión de la existencia de una conciencia universal mucho más profunda. Para Jung la humanidad comparte la memoria acontecida.

Según esta polémica teoría dentro del mundo de la psicología, que constituye uno de los primeros intentos por desvelar los mecanismos de actuación de nuestro inconsciente, todo lo que le acontece al ser humano como sociedad en el pasado, es transmitido a través del inconsciente colectivo a las futuras generaciones, influyendo directamente en el modo de vida de los sujetos, conformando un tipo de herencia psíquica, que todos compartimos como especie humana.

Arte abstracto para una de las primeras colecciones de una serie en la que pretendo seguir trabajando.

Odöl: De sangre en euskera, la que llevamos dentro. Esa, que nos bendice, libera o condena.

Inspirada en la epigenética, palabra acuñada por Weddington en 1939, y que basa su principal teoría en que no existe solamente la herencia genética transmitida en el código de ADN de los progenitores, sino que es un mecanismo que regula cambios moleculares en los gametos, dejándolos “pegados” al ADN y que algunos de estos cambios, se produjeron por las circunstancias ambientales que vivieron. Esto afecta directamente a la salud o la conducta de sus descendientes. Influyendo directamente sobre sus vidas.

Según qué estilo de vida llevemos y en función de los avatares a los que nos somete nuestro destino, se fijarán unas modificaciones epigenéticas u otras, siendo esta la encargada de regular el funcionamiento de todos nuestros genes para configurar así el curso de nuestra vida. Por lo tanto, según esta teoría la genética heredada de nuestros padres y la que aportemos como herencia a nuestros hij@s, contienen instrucciones precisas que nuestro cuerpo deberá obedecer.

Cómo si de “etiquetas” químicas se tratasen, estas se van agregando o eliminando de nuestro ADN en respuesta a los cambios en el entorno en el que vivimos. Estas etiquetas activan o desactivan los genes, posibilitando la adaptación a las condiciones del entorno sin causar un cambio más permanente en nuestros genomas. Suponiendo que las experiencias vividas por una persona, especialmente las traumáticas, tendrían un impacto muy real en su árbol genealógico.

Arte abstracto para una de las primeras colecciones de una serie en la que pretendo seguir trabajando.


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